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“En intervención comunitaria cada centro de salud tiene que trabajar desde cero, debería haber un catálogo regulado del Sergas”

La Unidad docente del Área sanitaria de Vigo y el grupo de investigación en Servicios de la Salud (i-Saúde) del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur (IISGS), llevan cuatro años premiando los mejores trabajos de los residentes de Medicina de Familia y Enfermería Familiar y Comunitaria en su último año de especialización. Aunque este año solo se presentaron tres de los días proyectos en curso debido a la situación producida por la pandemia por la COVID-19, los tres fueron de una calidad excelente. De los tres presentados,  se alzó con el galardón del IV Premio de Investigación en Atención Primaria de Vigo el proyecto ‘Aplicación de un programa de ejercicio físico multicomponente para mejorar la capacidad funcional (Vivifrail)’ desarrollado por tres residentes en Enfermería Familiar y Comunitaria: Daniel Domínguez Alonso, Claudia Diéguez Llamas y Lara Sánchez Villar.

Vivifrail es un programa de ejercicio físico multicomponente con mayores de 70 años que decidieron implantar en los centros de salud de Pintor Colmeiro y Val Miñor y cuya finalidad era prevenir la fragilidad y las caídas. Tras los buenos resultados conseguidos en tan solo doce semanas,  los autores del estudio pretenden realizar un protocolo para que se pueda implementar en Atención Primaria a mayores. Uno de los tres enfermeros firmantes del proyecto, Daniel Domínguez, desgrana en esta entrevista las claves de su intervención.

Buenos días Daniel y muchas gracias por responder a esta entrevista. ¿En qué consistió el proyecto que llevasteis a cabo?

Se trató de aplicar un programa de prescripción de ejercicio físico multicomponente en personas mayores de 70 años. Decidimos aplicar un programa europeo que ya existe, el programa Vivifrail, que está cofinanciado por el programa Erasmus+ de la Unión Europea, y del que había muy poca aplicación. De hecho, no había mucha bibliografía sobre este programa, pero decidimos aplicarlos por la evidencia que existe en torno al ejercicio multicomponente, que es la clave del estudio, es decir, actúa en varias áreas de la forma física, no solo el ámbito cardiovascular, sino que a mayores incide en la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza muscular, la potencia. Además, hay evidencia de que reduce las caídas hasta en un 40%, las fracturas de cadera hasta en un 66%…

¿Cuál fue el método que seguisteis?

Al principio del programa se hace una clasificación entre los posibles candidatos y hay unos criterios de inclusión y exclusión Entre los potenciales candidatos se pasa el test SPPB (Short Physical Performance Battery), con el que se categoriza la muestra en cuatro categorías: A, B, C y D. Escogimos a los que estaban en las categorías C y D, que son los que mejor capacidad funcional tienen, y sobre estos intervenimos con el programa de doce semanas. El programa lo empezamos con esa entrevista inicial, momento en el que les enseñábamos y adaptábamos la prescripción a sus circunstancias y esa persona se comprometía a hacerlo en casa, al menos, tres veces a la semana. Y nosotros establecimos una llamada semanal de seguimiento para ver cómo iban, si había adherencia, si había algún problema o, simplemente, para reforzar la conducta si todo iba bien. Y a los 15 días de empezar la prescripción iniciamos las sesiones grupales, con una cadencia de una cada  dos semanas. El programa establece una progresión en la prescripción de forma quincenal y lo que hacíamos en esa sesión grupal era avanzar: o bien aumentábamos el número de repeticiones, los tiempos o el peso en alguno de los ejercicios.

¿Cuáles fueron los mayores retos a los que os enfrentasteis para llevar a cabo este proyecto? ¿Es complicado que los pacientes se animen a participar en un programa como este?

El principal problema es que nosotros nuestros centros de salud no éramos muy conocidos. Un residente que lleva un año no es el enfermero de esta persona, entonces captarlos no fue sencillo. Y después se produjeron diferentes situaciones según el centro. Val Miñor, por ejemplo, es un centro rural y la gente tendría que desplazarse, casi siempre en coche o con alguien que les pudiera acercar, porque eran personas de entre 70 y 85 años. Así que había una limitación de movilidad, por ejemplo, en Val Miñor que no había en Pintor Colmeiro. Y la adherencia es un poco el reto de este tipo de intervenciones, que la gente llegue hasta el final. Nosotros empezamos con 43 personas y finalizaron solo 19. Se fueron cayendo con diferentes excusas que no entramos a analizar. Aunque creo que los que se quedaron a la segunda sesión, se quedaron hasta el final.

¿Es entonces la adherencia uno de los principales retos ha conseguir en un programa como este?

Sí, la adherencia es muy difícil de controlar y, de hecho, es algo que no evaluamos. Lo que hicimos al finalizar el periodo de doce semanas fue pasar otra vez el mismo test que al principio, en las mismas condiciones, y sí que hubo una mejora en ese sentido. La puntuación de SPPB va de 0 a 12 y nosotros habíamos escogido los pacientes de 7 a 12, siendo doce la mejor puntuación, y hubo mejoras en los que pertenecían al grupo C, que es de 7 a 9,  que mejoraron casi un punto, y entre los de 10 a 12, que también mejoraron. Y, por ejemplo, el test SPPB valora la velocidad de la marcha, levantarse y sentarse en la silla y un test de equilibrio, y, a pesar de que alguno no cambió de puntuación, mejoraron bastante en los tiempos.

Y todo esto se produjo en un periodo relativamente reducido, de doce semanas

Sí. Si que es cierto que después te das cuenta de que hubiera estado mejor hacer más sesiones grupales, eso sí, si la gente que se adhirió hubiera querido más. Pero fue una experiencia muy interesante, de hecho, observamos una cierta facilidad para la aplicación, porque es un programa está muy estandarizado, tiene guías, muchas herramientas para aplicarla y parece que, a la hora de hacer algo así en comunidad, en comunitaria, me parece una herramienta bastante sencilla de implantar para todo lo que hay por ahí. Está validado, lo avala también el Ministerio de Sanidad, y es una herramienta útil si empiezas de cero en un centro de salud.

¿Sería importante que hubiera más intervenciones comunitarias como esta?

Lo que echamos de menos es que parece que en la intervención comunitaria cada centro de salud tiene que currarse y trabajar su programa o su intervención desde cero, no hay algo similar a un catálogo regulado de intervenciones comunitarias en el Sergas para que, si tienes una necesidad en tu centro de salud, por ejemplo de tabaquismo, puedas intervenir y no tengas que hacerlo tú desde cero: buscar un profesional, ver qué sesiones te interesan, de cuánto tiempo, contenido de cada sesión… Este es un programa importante dado el envejecimiento de la población (en España hay un 19,5% de mayores de 65 años y en Galicia un 25,2%). E incluso a nivel económico hay estudios que hablan de los costes de preservar y mantener e incluso mejorar la capacidad funcional con este tipo de ejercicios. Realmente, creo que se podría aplicar con relativa facilidad. Sobre todo, en comparación con otras intervenciones que dan mucho más trabajo, sobre todo por el beneficio que reportó una intervención relativamente corta.

¿Crees que es importante la implicación de los diferentes profesionales de la Atención Primaria en proyectos como este?

Sí, completamente. Ya desde el principio pensamos que esto puede y debe ser algo multidisciplinar. Los fisioterapeutas conocen mucho mejor la biomecánica del cuerpo y cómo cuando surgen limitaciones en algunos ejercicios sabe ver qué es lo que modificaría, cómo lo haría. Y es ahí donde entra una persona más especializada, que es una figura además que ya hay en algunos centros de salud.

Este programa es una guía estandarizada y si no puedes hacer un ejercicio, haces otro, tienes una paleta de ejercicios donde elegir en función de la dimensión que más quieras potenciar. Puedes hacer más ejercicios de equilibrio y menos de fuerza, por ejemplo, en función de la limitación de cada uno. No tiene por qué ser algo grupal, pero sí algo supervisado y seguido por un profesional. Así que sí, creo que la figura del licenciado en Ciencias Físicas del Deporte sería la persona ideal para liderar un programa como este. Desde luego, es el que más conocimientos puede tener, lo que pasa es que es una figura que no está en los centros de salud. Y ya no hablo solo de las personas mayores, si no en todos los tramos de edad, porque debería ser algo transversal y parece que hacemos ejercicio hasta que tenemos 15 o 20 años, lo dejamos y volvemos cuando ya tenemos achaques.

En resumen, ¿se podría decir que fue efectivo?

Teníamos un periodo breve de tiempo, fueron solo 12 semanas, y no esperábamos unos resultados bastante significativos. Además, la muestra no fue muy grande, no fue la que hubiéramos deseado, pero los resultados fueron bastante buenos. Desde luego, ha demostrado ser útil y ha arrojado unos resultados significativos.

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