24 de Noviembre de 2022
En vísperas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos encontramos de frente con una campaña que en contra de lo que cabría esperar, vuelve a poner el foco de responsabilidad y la culpa sobre la mujer. Así lo ven las miles de personas que ayer comentaron dicha campaña en twitter y que fue noticia en varios informativos, 4 carteles donde sólo ellas son las responsables de lo que “no debería pasar, pero pasa”.
Aunque hay algo positivo en todo esto, cuando esta campaña ha “chirriado” o indignado a tanta gente es que cada vez hay más personas que ya llevan puestas las gafas rosas, y ya saben reconocer dónde implícitamente (consciente o inconscientemente quiero pensar) están los argumentos machistas de antaño. También esto sirve para aprender, sirve para reaccionar y generar respuestas.
Aunque me preocupan mucho más otras noticias que pude escuchar ayer. El Hospital Clinic de Barcelona acaba de publicar un estudio sobre las mujeres atendidas por agresión sexual de enero a octubre 2022: 556, frente a 368 en mismo periodo de 2021, aumento de más del 50%. El 57 % fueron violaciones, el 65 % estaba de fiesta antes de ser agredida y más del 50% son <25 años o menores de edad. La realidad es que siguen creciendo las agresiones sexuales cada año. Otra de las noticias hablaba de que al menos uno de cada diez varones jóvenes sigue anclado en la “ vieja masculinidad” ( según datos de un informe que dado a conocer en el mismo día por la FAD (Fundación Ayuda contra la Drogadicción). Todo esto nos sigue diciendo que aún tenemos mucho por hacer, mucho por educar y mucho por avanzar. La herramienta principal para ello debe ser la educación, educación en igualdad, educación para aprender a reconocer los micromachismos y los roles de género que siguen perpetuando la desigualdad.
Los profesionales del sistema sanitario no estamos exentos de ciertos pensamientos machistas y estereotipos interiorizados, fruto del mismo patriarcado, por ello es muy importante si somos y vamos a ser los que atendemos a estas mujeres víctimas de violencia que nos formemos igual que en otros problemas de salud para aprender a reconocerlos y abordarlos de forma adecuada. Nada puede ser más terrible para una mujer que decide dar el paso de confiarle a su médico que sufre o ha sufrido situaciones de violencia ( sea física, psicológica o sexual) que no encontrar la suficiente comprensión y empatía o encontrar respuestas desafortunadas o que minimizan el problema. Muchas veces no deciden dar el paso pero están esperando a que se les pregunte, eso que parece que a veces tanto miedo nos da. En esos momentos es muy importante utilizar palabras adecuadas, poner el foco donde debe estar y ayudarlas a liberar parte de esa culpa que la mujer siente por ser mujer, porque esa es la respuesta que tienen las mujeres: culpa y vergüenza, esa es una de las causas por las que las mujeres no denuncian o lo hacen tarde, hasta que no son capaces de desprenderse de eso no podrán avanzar. El simple hecho de escuchar y apoyar, es un recurso extremadamente valioso que podemos y debemos aportar desde el sistema sanitario.
Vanesa Muñiz Mariño
Médico de Familia C.S. Rosalía de Castro
Grupo de trabajo Agamfec de Violencia de Género